Introducción
“La influencia del dios Hermes, y las ideas del sabio
Pitágoras no han desaparecido totalmente de este mundo crepuscular que
habitamos, de hecho, son todo lo que queda de él no olvidemos que los
alquimistas equiparaban a Jesús con el Mercurio Solar... Por otra parte,
ni siquiera pudiera ser el mundo sin ellos, tanto en el aspecto de las energías
perpetuamente regeneradoras atribuidas a Hermes y su Filosofía, como el de las
ideas-fuerza pitagóricas, sin cuyo orden numérico (y geométrico) hoy no es
posible la menor operación.”[1]
Y así es cómo, en el Gr:. de A:., nos adentramos en los
antiguos misterios y descubrimos que Pitágoras no sólo fue un gran matemático
sino un verdadero iniciado, depositario de las antiguas tradiciones, pero es en
Seg:. Gr:. dónde terminamos por visualizar el panorama completo de la Leyenda
de Las Dos Columnas que guardaban dentro de sí las Siete Artes
Liberales, y nos enteramos entonces que una columna fue descubierta por
Pitágoras y la otra por Hermes. Naciendo así nuestra conexión con el Hermetismo
y sus Siete Principios que se desprenden del Corpus Hermiticum,
los que podemos enunciar, pero que aún no estamos listos para profundizar, más
allá de una breve introducción.
En lo que respecta a nuestra Iniciación, ya estuvimos
expuestos al influjo del Azufre y la Sal en el Cuarto de
Reflexiones, y a continuación en el Templo, al ver el Delta
Luminoso, con el Ojo de la Consciencia dentro del Prisma de Sal,
desde el cuál los Rayos Sulfurosos chocan contra las Nubes
Mercuriales, tal como describe nuestro Q:. H:. Oswald Wirth[2].
¿Pero eso es todo el hermetismo alquímico que sabemos?
Desarrollo
Tradición Hermética
Al respecto Wikipedia nos dice: “El hermetismo es una
tradición filosófica y religiosa basada principalmente en textos
pseudoepigráficos, atribuidos a Hermes Trismegisto (Tres veces Grande). Esos escritos han influido mucho en la Tradición
Esotérica Occidental y fueron considerados de gran importancia tanto
durante el Renacimiento como en La Reforma. La Tradición
reclama ser descendiente de una prisca theologia[3],
una doctrina que afirma que una simple y verdadera teología existe, la cual
está presente en todas las religiones y fue dada por Dios al hombre en la
Antigüedad.”
Sin embargo, existe una “confusión de orígenes, en lo que
respecta a la Tradición Hermética, con el mito de Hermes y Hermes
Trismegisto, y por cierto con el Corpus Hermeticum, libros que condensan
y recuerdan el saber de esa Tradición. En efecto, Jean-Pierre Mahé, un
estudioso que ha dedicado su vida al estudio de estos textos, cree que los
fragmentos en armenio de esta literatura proceden del siglo primero anterior a
esta era y que las versiones posteriores conservadas en griego, latín y copto,
se desprenden de ellas siendo su contenido netamente pagano, fuera de
influencias gnósticas y cristianas que con cierta liberalidad se le han
atribuido. Es interesante observar cómo este estudioso a lo largo de su trabajo
más importante al respecto Hermès en Haute-Egypte[4]
donde coteja distintas versiones del Corpus entre sí, con otros manuscritos
encontrados en Nag-Hammadi y con autores de la antigüedad, llega a la
conclusión de que todos ellos están emparentados, que proceden de una única
fuente, e incluso tienen un tono, un aire, un talante común, que también se
manifiesta en su estilo.”[5]
Hermes y la Masonería
“En el antiguo manuscrito masónico Cooke, (cerca
del 1.400 e:. v:.) de la Biblioteca Británica, se lee en los párrafos
281-326 que toda la sabiduría antediluviana fue escrita en dos grandes
columnas. Después del diluvio de Noé, una de ellas fue descubierta por
Pitágoras, la otra por Hermes el Filósofo, los cuales se dedicaron a enseñar
los textos allí grabados.”[6]
Para nosotros estas columnas están representadas por B:.
y J:., y son las que franquean nuestro acceso al Templo, pero esotéricamente
son “dos grandes afluentes sapienciales que nutrirán la Orden: el hermetismo
que asegurará la protección del dios a través de la Filosofía, es decir
del Conocimiento, y el pitagorismo que dará los elementos aritméticos y
geométricos necesarios, que reclama el simbolismo constructivo… esas dos
columnas son las piernas de la Madre logia, por las que es parido el
Neófito, es decir por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador, y por
Pitágoras el instructor gnóstico.”[7]
Por otra parte, “en la más antigua Constitución
Masónica editada, la de Roberts publicada en Inglaterra en 1722
e:.v:. (por lo tanto, anterior a la de Anderson), pero que no es sino la
codificación de antiguos usos y costumbres operativos que derivan del Medioevo,
y que serán desarrollados posteriormente en la Masonería especulativa, se
menciona específicamente a Hermes, en la parte llamada ´Historia de los
Francmasones´. En efecto, allí aparece en la genealogía masónica con ese nombre
y también con el de Gran Hermarmes, hijo de Sem y nieto de Noé, que después del
diluvio encontró las ya mencionadas columnas de piedra donde se hallaba
inscrita la sabiduría antediluviana (atlántica)... “[8]
Buscando más antecedentes, “en el manuscrito Grand
Lodge nº 1 (1583 e:. v:.) sólo subsiste la columna de Hermes,
reencontrada por ´el Gran Hermarines´ (a quien se hace descendiente de Sem) que
fue llamado más tarde Hermes, el padre de la sabiduría.” [9]
Así también, “en el manuscrito Dumfries nº 4 (c.
1710 e:. v:.) también aparece, como ´el gran Hermorian´, que fue llamado 'el
padre de la sabiduría' , pero, en este caso, se ha rectificado su origen de
acuerdo al texto bíblico que lo hace descendiente de Cam y no de Sem, por
intermedio de Kush; como dice J.-F. Var en
La franc-maçonnerie: documents fondateurs[10]:
"Ahora bien, en el Génesis (10, 6-8), Kush es el hijo de Cam y no de Sem.
El redactor del Dumfries ha rectificado consecuentemente la filiación.”[11]
Y “así lo destaca también el manuscrito que se ha llamado
Regius descubierto por Haliwell en el Museo Británico en
1840 e:.v:. al que reproduce J. G. Findel en la Historia General de la
Francmasonería (1861 e:.v:.), en su extensa primera parte que trata de los
orígenes hasta 1717, aunque en él no se incluye a Pitágoras como el hermeneuta
que junto a Hermes descifra los misterios que heredarán los masones, sino a
Euclides, al que se lo hace hijo de Abraham; a este respecto debe recordarse
que el teorema del triángulo rectángulo de Pitágoras, fue enunciado en la
proposición cuarenta y siete de Euclides.”[12]
Resulta obvio entonces “que los Antiguos Usos y
Costumbres, los símbolos y los ritos y los secretos del oficio, se han
transmitido sin solución de continuidad desde fechas muy remotas y desde luego
en las corporaciones medioevales y el paso de lo operativo a lo especulativo
no ha sido sino la adaptación de verdades trascendentes a nuevas circunstancias
cíclicas, haciendo notar que el término operativo no sólo se refiere al trabajo
físico o de construcción, proyección o planeamiento material y profesional de
las obras, sino también a la posibilidad de que la Masonería opere en el
iniciado el Conocimiento, por medio de los útiles que proporciona la Ciencia
Sagrada, sus símbolos y ritos. Precisamente esto es lo que procura la Masonería
como Organización Iniciática y lo confirma la continuidad del paso
tradicional que hace que igualmente pueda encontrarse en la Masonería Especulativa,
de modo reflejo, la virtud operativa...”[13]
Por otra parte, “en cuanto a Hermes no mencionado
en Las Constituciones de Anderson, en particular el Hermes
Trismegisto griego (el Thot egipcio), es una figura tan familiar a la Masonería
de los más distintos ritos y obediencias como podría serlo para los
alquimistas, forjadores de la inmensa literatura puesta bajo su patronazgo.”
[14]
Finalmente, encontramos que “en el Diccionario
Enciclopédico de la Masonería[15],
tal vez el más conocido en castellano, bajo el título "Hermes"
encontramos la entrada correspondiente, donde puede apreciarse la importancia
atribuida al Corpus Hermeticum que, en algunas logias sudamericanas
ocupa el lugar de la Biblia como V:.L:.S:.. Es conocida la relación de Hermes
con el silencio, y se suele llamar hermético a aquello que se encuentra
perfectamente cerrado, o sellado. El silencio asimismo es propio de la Masonería
y también de los pitagóricos que pasaban cinco años cultivándolo.”[16]
Elías Ashmole
“A fin de descubrir el fundador de la Francmasonería,
los Masones ingleses del siglo XVII fueron pasando revista. Se supo así,
que el 16 de Octubre de 1646 e:.v:., un sabio anticuario adepto al hermetismo
y a los conocimientos secretos, fue recibido masón en Warrington, pequeña villa
del condado de Lancaster. No hubo necesidad de más para erigir a Elías Ashmole
en héroe de leyendas.”[17]
Él “es un buen punto de confluencia entre el Hermetismo
y la Masonería. Este extraordinario personaje nacido en Lichfield,
Inglaterra, en 1617 e:.v:., parece haber desempeñado un papel importante en la
transición entre la antigua Masonería, anterior a Anderson-Desaguliers, y su
proyección histórica posterior, encaminada a rescatar la mayor parte del
mensaje espiritual-intelectual, es decir gnóstico (en el sentido etimológico
del término), de las auténticas organizaciones iniciáticas…; hijo de su época,
se entregó a la ciencia natural y experimental como una forma de la magia de
las transmutaciones, tal cual numerosos filósofos herméticos. En ese sentido
trató con Astrólogos, Alquimistas, Matemáticos y todo tipo de sabios y
dignatarios de la época, junto con los cuales formaría la Royal Society
de Londres y la Philosophical Society de Oxford. Sus numerosos amigos y
compañeros de toda una vida son nombres de muchísimo relieve, muchos de ellos
ligados a la Masonería en sus más altos grados, como Christopher Wren, o
a la investigación y ejercicio de las Artes Liberales y la Ciencia Sagrada,
que conformaron un conjunto de personalidades de un papel fundamental en su
tiempo, concretamente en la difusión y práctica de la Tradición Hermética
y en la relación de esta con la Masonería. Como ha dicho René Guénon al
referirse al papel de Ashmole: ´Pensamos, incluso, que se buscó en el
siglo XVII, reconstituir a este respecto una tradición de la que ya una gran
parte se había perdido´. En esta extraordinaria labor brilla el nombre de E.
Ashmole en dos aspectos: como uno de los reconstructores de la Masonería
en cuanto a la relación de esta con las órdenes de Caballería y las corporaciones
de constructores, e igualmente como punto de confluencia con la Tradición
Hermética. El mismo Ashmole se llamaba hijo de Mercurio
(Mercuriophilus Anglicus), y su obra más importante, la ya mencionada The
Way to Bliss, 1658 e:.v:., recoge sus estudios en Filosofía Hermética,
según indica en su introducción al lector.”[18]
Simbolismo Hermético en Masonería
El simbolismo hermético en Masonería es más profundo de lo
que a simple vista nos pudiera parecer. Es así como se puede constatar en las “referencias
directas a la Filosofía Hermética y al Corpus Hermeticum, donde ésta
se encuentra fijada… incluyen analogías con la terminología alquímica; he aquí
un sólo ejemplo tomado del Dictionnaire de la franc-maçonnerie de D. Ligou[19]:
´Citaremos una interpretación hermética de algunos términos utilizados en el
vocabulario masónico: Azufre (V:.M:.), Mercurio (1er Vigilante),
Sal (2º Vigilante), Fuego (Orador), Aire (Secretario),
Agua (Hospitalario), Tierra (Tesorero). Se encuentran aquí los tres
principios y los cuatro elementos de los alquimistas.´”[20]
Simbolismo Alquímico en Masonería
Es innegable la influencia de la Alquimia en la Orden
Masónica, pues como ya hemos señalado el Azufre, Mercurio y Sal, principios
alquímicos, se encuentran directamente incorporados en nuestros estudios, desde
el momento de nuestra iniciación.
“La Alquimia tiene en común con la Masonería
el desarrollo interior, tendiente a la Perfección, que tanto los alquimistas
consideraban el objetivo de sus afanes, como los masones los fines últimos de
la Masonería, que incluyen la muerte y consecuente regeneración a otro nivel, o
estado de conciencia.”[21]
Por otra parte, “se suele decir entre los amigos de la Filosofía
HerméticoAlquímica que el último gran Alquimista (y escritor sobre estos
temas) fue Ireneo Filaleteo en el siglo XVII. Esto es bastante exacto
desde una perspectiva, sólo que no se advierte con toda claridad que a partir
de esa fecha no se interrumpe esta Tradición hasta el presente, sino que
se transforma, y muchísimas de sus enseñanzas y símbolos pasan a la Masonería,
como transmisora del Arte Real y la Ciencia Sagrada, tanto en los
tres grados básicos como en la jerarquía de los altos grados. Según René Guénon,
estos altos grados son una prolongación del estudio y meditación sobre los
símbolos y ritos, nacidos del interés de muchos masones por desarrollar y hacer
efectivas las posibilidades otorgadas por la Iniciación”.[22]
“En el simbolismo masónico al igual que en el Alquímico
el Sol y la Luna juegan un papel fundamental y se los encuentra
en lugares tan esenciales como en los cuadros y la decoración de las logias
(ubicados en su Oriente). Desde luego que se trata de los principios activo y
pasivo, que también se corresponden a las columnas J:. y B:., las
que de este modo señalan la oposición de estas energías, al mismo tiempo que su
conjunción en un eje invisible del que tiende la plomada el G:.A:.D:.U:.
Sin dejar de darle primacía a este significado general, debe también tenerse en
cuenta la realidad de estos astros, ya que existe un calendario masónico cuyos
dos puntos extremos constituyen como en casi todas las Tradiciones,
los solsticios de verano e invierno, festividades de los dos San Juan,
que marcan los puntos límites del sol en su recorrido, señalando también los
puntos intermedios correspondientes a los equinoccios en la rueda temporal, y
nos introducen en la doctrina de los ritmos y los ciclos. Por otra parte,
existe una preeminencia entre estas luminarias, ya que la Luna
resplandece gracias a la luz Solar, concepto que no es ajeno a la Tradición
Hermética y a la Cábala puesto que ambas son utilizadas de manera
generalizada para indicar Grados de Conocimiento, o etapas en el
recorrido iniciático. Jean Tourniac en el prólogo al conocido Tuileur de
Vuillaume[23]
apunta refiriéndose a los ciclos la asimilación del paredro[24]
simbólico luna-sol al del simbolismo solar y el polar. Esta
asociación que posee indefinidas vías de desarrollo, podría igualmente
relacionarse con dos aspectos de la Masonería encarnados en las figuras
míticas de Salomón (solar) y Pitágoras (polar), los cuales a su
vez y esto no lo dice Tourniac guardarían alguna analogía con los grados
simbólicos (Masonería Azul) y los Altos Grados, o al menos,
supuestamente esto es lo que pretendieron aquellos que fueron instituyendo
estos últimos.”[25]
Eclecticismo Masónico y Hermético
Los masones podemos observar en “la frase evangélica: ´En
la casa de mi Padre hay muchas moradas´ (Juan 14, 2), la multiplicidad de
caminos… prototipos válidos para todo tiempo y lugar, pese a la adaptación
constante de distintas formas aptas para diferentes individualidades, la mayor
parte de las veces determinadas por los ciclos temporales, ciclos a los cuales
tampoco la Masonería es ajena, como se comprueba en su paulatina
transformación concretada finalmente en el siglo XVIII. Y es por esa misma
comprensión de sus posibilidades metafísicas e iniciáticas que la Masonería
reconoce otras Tradiciones, y también deja abierto el ejercicio de
cualquier creencia religiosa, o pseudorreligiosa, entre sus miembros, muchos de
los cuales concilian su proceso de Conocimiento, léase Iniciación,
con la práctica de preceptos y ceremonias religiosas exotéricas y legales, que
piensan podrían enriquecer su pasaje y el de otros por este mundo. No hay por
lo tanto conflicto entre Masonería y Religión... De hecho,
numerosos hermetistas, pitagóricos y masones han sido, y
son, cristianos cumplidos, o grandes cabalistas, y todos ellos han tenido a los
símbolos como sus maestros. La Iglesia Católica jamás ha condenado al Hermetismo,
ni a Euclides heredero de la ciencia geométrica pitagórica, y maestro
de los masones”.[26]
“Son numerosos los masones católicos, muchos de ellos
franceses, que han intentado desde hace años conciliar ambas instituciones… sin
embargo hay muchos otros autores masónicos que integran completamente a la Tradición
Hermética con la Orden sin necesidad de un exoterismo religioso, tal
el caso del Q:.H:. Oswald Wirth, director durante muchos años de la
revista Le Symbolisme y reconocido masón que escribió sobre los Símbolos de
la Tradición Hermética y los símbolos masónicos, El Simbolismo
Hermético en sus relaciones con la Alquimia y la Masonería[27],
mostrando muchos aspectos de su identidad de Origen”.[28]
“Hermes, al que se le adjudica la enseñanza de
todas las ciencias, ha gozado de sumo prestigio a lo largo de distintos
períodos de la historia de la cultura de Occidente. Esto ha sido así entre los alquimistas
y los llamados filósofos herméticos, y estas mismas ideas se han
manifestado en la Orden de los Hermanos Rosacruces, influencias todas
que ha recogido la Masonería al punto que puede considerársela como un
depósito de la sabiduría pitagórica y su transmisora en los últimos
siglos, así como una receptora de los Principios Alquímicos, y
también de las ideas Rosacruces,[29]
lo cual es evidente cuando comprobamos que uno de los grados en el Rito
Escocés Antiguo y Aceptado, el 18, se denomina precisamente Príncipe
Rosacruz. Igualmente, analogías y conexiones con las Ordenes de
Caballería son reclamadas por algunos masones, concretamente con la Orden
del Temple. Hay muchos indicios históricos que mostrarían estas simientes, también
tradiciones y ritos, especialmente una de las palabras de pase…, por otra
parte, se destaca una influencia bien clara de lo hebraico, Salomón y la
Construcción del Templo, y que casi todas las palabras de pase… se
pronuncian en hebreo.”[30]
Reflexiones Finales
El hermetismo tiene raíces muy profundas en Francmasonería,
eso al menos podríamos concluir en primera instancia con los antecedentes
proporcionados.
Del Corpus Hermiticum deriva finalmente el Kybalión que
resumen las enseñanzas de Hermes en 7 principios[31]:
1.
Mentalismo. El Todo es mente; el
universo es mental. El Todo es el conjunto totalizador. Nada hay fuera del
Todo. (Principio de la Gnosis Numeral del Gr:. de A:., La Unidad, Según la
Kabbalah D_ios creó el Universo meditando)
2.
Correspondencia. Como es arriba, es
abajo; como es abajo, es arriba. Afirma que este principio se manifiesta en los
tres Grandes Planos: el Físico, el Mental y el Espiritual. (Principio de la
Gnosis Numeral del Gr:. de A:., el Binario y Ternario)
3.
Vibración. Nada está inmóvil; todo se
mueve; todo vibra. (Principio contenido en el Cuadrivium de las Siete Artes
Liberales, La Música)
4.
Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos
polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo;
los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los
extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas
pueden reconciliarse. (Principio de la Gnosis Numeral del Gr:. de A:., el
Binario y Ternario, el Fénix)
5.
Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene
sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve
como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la
de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación. (12va
Carta del Tarot, El Péndulo, secreto de la materia Quintaesnciada, meta del
Compañero para dar cumplimiento a la Grande Obra)
6.
Causa y efecto. Toda causa tiene su
efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte
o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos
planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley. (Principio de la Gnosis
Numeral del Gr:. de A:., el Binario y Cuaternario)
7.
Género. El género existe por doquier;
todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos
los planos. En el plano físico es la sexualidad. (Las dos vías, la Seca –
Arte Real, la Húmeda – Arte Sacerdotal)
Y así, podemos constatar que nuestros conocimientos
masónicos tienen un origen “antediluviano”, o por lo menos muy antiguo; al
menos para algunos de nosotros esta es una posibilidad que aún no se puede
descartar, precisamente por la falta de continuidad histórica, pero estos hilos
han sido los suficientemente robustos para resistirse a las tijeras del destino
y el paso de las eras.
Bibliografía
ID
|
Referencia
|
Autor
|
1
|
Federico
González
|
|
2
|
El Libro del Aprendiz
|
Oswald Wirth
|
3
|
Etudes
sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage T. II, cap. "A propos des
signes corporatives et de leur sens originel" ( ver traducción). Ed.
Traditionnelles, París 1986.
|
R.
Guénon
|
4
|
"Le Corpus Hermeticum (Introduction, pour des dévéloppements
ultérieurs, à l'hermétisme et la maçonnerie)"; nº 12 revista Villard de
Honnecourt, París 1986.
|
Claude Tannery
|
5
|
Bibliografía
de la Masonería. Fundación Universitaria Española. Madrid 1978, pág. 112.
|
J.
A. Ferrer Benimelli, sacerdote jesuita
|
6
|
Reimpresión del de 1830. Manual masónico que contiene los siguientes
Ritos practicados en Francia: Escocés Antiguo y Aceptado, Francés, de la
Masonería de Adopción, y Egipcio o de Misraím. Ed. du Rocher, Mónaco 1990.
|
Vuillaume, le Tuileur
|
7
|
Hermès
en Haute-Egypte. Les Presses de l'Université Laval, Quebec 1978-1982. 2 vol.
|
Jean-Pierre
Mahé
|
8
|
Wikipedia
|
[1]
Véase la Referencia 1.
[2]
Véase la Referencia 2.
[3]
Doctrina dentro del campo de los estudios religiosos comparativos.
[4]
Véase la Referencia 7.
[5]
Véase la Referencia 1.
[6]
Véase la Referencia 1.
[7]
Véase la Referencia 1.
[8]
Véase la Referencia 1.
[9]
Véase la Referencia 1.
[10]
Ed. L'Herne, p. 207, n. 33
[11]
Véase la Referencia 1.
[12]
Véase la Referencia 1.
[13]
Véase la Referencia 3.
[14]
Véase la Referencia 1.
[15]
Ed. del Valle de México, México D. F.
[16]
Véase la Referencia 1.
[17]
Véase la Referencia 2.
[18]
Véase la Referencia 1.
[19]
Pág. 571.
[20]
Véase la Referencia 4.
[21]
Véase la Referencia 1.
[22]
Véase la Referencia 1 y "René Guénon": artículo "Los Altos
Grados".
[23]
Véase la Referencia 6.
[24]
Wikipedia: Paredros (transcripción del griego antiguo πάρεδρος, paredros) es un
sustantivo o adjetivo que significa literalmente «sentarse cerca», «que está
sentado al lado».
[25]
Véase la Referencia 1.
[26]
Véase la Referencia 5.
[27]
Saros, Bs. As. 1958 (ver aquí pág. 394).
[28]
Véase la Referencia 1.
[29]
Desde 1824 Thomas de Quincey destacaba en un periódico londinense la conjunción
de la Masonería con el Rosicrucianismo como un tema conocido.
[30]
Véase la Referencia 1.
[31]
Véase la Referencia 8.
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