¿Cuál es el límite de la Ciencia?
Dicho límite son la energía oscura y la materia oscura, pues ambos fenómenos
son observables y sin embargo no tenemos idea de lo que son. Luego, podemos
decir que el Karma está más allá del límite de la Ciencia y su observación como
tal es escasa, compleja y subjetiva.
El Karma sin duda tiene que ver
con la Ley de Causalidad, es decir, que para cada Efecto existe una Causa que
lo explica, pero no es sólo eso, hay algo más. Podemos ver que existen al menos
dos tipos de Karma que operan a mediano y corto plazo, y otro que opera a largo
plazo. El primero parece que tiene que ver de alguna forma con la Justicia, mientras
que el segundo con el Aprendizaje Espiritual y el Destino. Y así como la Luz es onda y partícula, es posible que el
Karma en realidad sea de ambos tipos.
Si en este momento me duele el
dedo porque hace un minuto me lo martillé, eso no es Karma, no obstante cumple
con la Ley de Causalidad, pero no cumple con ninguna Ley de Justicia o
Aprendizaje Espiritual. Pero si un niño “A”, deja tuerto a un niño “B”, y luego
de 60 años se vuelven a encontrar en circunstancias que el adulto “A” es el
paciente que se va a operar y el adulto “B” es el anestesista que lo va a
tratar durante la operación, eso puede ser una Ley Karmatica o no. Si “A” se
ríe al ver a “B”, y le dice que le ha recordado a un niño que él dejó tuerto
hace 60 años, B podría actuar en su contra y aplicarle más anestesia de la
necesaria y ponerle fin a su vida. ¿Esto
fue una experiencia Karmatica, opero algún principio de Justicia? Seguramente
por mucho que investiguemos no los sabremos, sólo podremos conocer un poco más
de los hechos aquí relatados y sería todo. ¿Cuánto sufrió “A” y/o “B” en todos
estos años? No somos omniscientes para poder resolver este caso. Pero si
fuéramos capaces de preguntar a “A” el por qué se rio al ver a “B”, y este nos
dijera que fue porque se alegró de encontrarle al fin, porque pensó que era
algo irónico que al final de su vida le pudiera pedir perdón por todos los años
que se arrepintió, entonces quedaría una gran duda sobre este caso, ya no
habría ningún tipo de justicia evidente ni tampoco inmanente, sólo sería una
cruel venganza, que en el asesino se convierte en su propio karma.
Así que, saber si en esta vida
tenemos un Karma negativo que en el algún momento nos va a pasar la cuenta para
equilibrar las cosas, no es un asunto sencillo. ¿Podríamos tener un Karma positivo
que juegue a nuestro favor, que en algún momento incline la balanza de la
justicia hacia nuestro beneficio frente a una injusticia potencial? Pues si
existe el uno, entonces también existe el otro.
Si el asunto hasta aquí resulta
complejo de observar, este tema se complejiza aún más al considerar el aspecto
de aprendizaje como consecuencia de vidas pasadas, a lo que podríamos llamar
“destino”. Como advertimos al inicio, estamos ante un tema que está más allá
del límite de la Ciencia. ¿Qué es la Vida? ¿Es sólo un problema de la biología?
¿O existe una energía vital, consciente de sí misma, capaz de trascender de una
vida a otra? ¿Existe la transmigración de las almas? Hay muchos testigos de sí
mismos que así lo afirman, pero que la Ciencia rechaza.
La mayoría de nosotros dudamos
frente a esta posibilidad porque simplemente no recordamos ninguna vida pasada,
pero ya los antiguos griegos habían resuelto este problema a través de la diosa
Mnemósine. Ella era la encargada de borrar la memoria a los hombres que han de
reencarnar. Imaginémonos que por causas naturales “A” y “B” mueren, y al
reencarnar se vuelven a encontrar de niños, con plena memoria, ¿”B” sería capaz
de cobrarse venganza y dejar tuerto a “A”? ¿Esto sería justicia? ¿Hay algún
aprendizaje aquí? Quizás todo se volvería pura venganza infinita.
Entonces si reencarnamos sin
memoria, ¿qué tipo de Karma podemos tener y con qué fin? Para adentrarnos en
esta posibilidad veamos el caso del Juego de la Vida llamado Lilah. Cada jugador (se juega en parejas)
debe tirar su dado y esperar a que le dé un valor determinado para poder
ingresar al tablero que es similar a un Juego
de la Oca o Metropoli. Pasaran
muchas cosas, buenas, malas, divertidas y tristes, hasta que el juego termina y
entonces viene la mejor parte del mismo, se hace una reflexión de lo sucedido,
se analizan las decisiones, se miran los fallos, se observa al ego y su
egoísmo, y se aprende una lección de vida.
¿Y ahora qué, jugamos de nuevo?
Algunos dicen “no”, pero otros dicen “sí”. En este mundo ocurre algo similar,
pero con hándicaps a favor o en contra, lo que llamamos Karma. Si el problema
que tengo es el egoísmo puro, entonces pediré repetir la prueba, pero antes
deberé ir con Mnemósine, y es justo que así sea, de otra forma al enfrentar
otra vez la prueba podría hacerlo bien, pero mintiéndome a mí mismo y los
demás, reafirmando así mi egoísmo. Vale, entonces para que la prueba sea
auténtica, para verificar que aprendí la lección debo no recordar, pero y ¿si
vuelvo a cometer el mismo error? Entonces, por favor denme más de una prueba del
mismo tipo para tener más chance de aprender en vida. ¡Qué así sea!
¿Y qué pasa con los que no
quieren volver a jugar con estas reglas arbitrarias? Bueno, pueden permanecer
allí dónde sea que estén, pero permanecerán en su nivel, no podrán ir a niveles
superiores a ver a sus seres queridos (aunque éstos sí podrán bajar a verlos de
vez en cuando). ¿Qué tengo que hacer para subir de nivel? Pues volver al juego,
volver a nacer, sin memoria y pasar las pruebas que sean necesarias para subir
de nivel, pero cuidado que también se puede bajar.
¿Fantasía no? ¿Qué prueba tenemos
de esto? Por supuesto ninguna directa, a pesar de que hay miles de casos que
relatan historias similares, que para la Ciencia no son más que fantasías.
Sin embargo tenemos una analogía
directa en F:.M:. y tal vez por eso es que especulamos sobre este tema. Debemos
iniciarnos, debemos morir simbólicamente una y otra vez para así ascender en
los grados masónicos. Sólo podemos participar en los Trabajos de nuestro grado
y grados menores, pero no podemos ingresar a los trabajos de grados superiores,
no podemos estar con los QQ:.HH:. que extrañamos a no ser que nos esforcemos, a
no ser que persistamos en ser masones y subir de grado también. Nuestro Karma
son las planchas y trabajos que debemos realizar para dicho fin, y aunque
nuestro destino tal vez sea el Grado 33, no todos persistirán, pues aquí como
en todo lo demás, también existe el libre albedrío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario