martes, 26 de marzo de 2019

El Karma

¿El Karma es onda o partícula? Claro que ninguna de esas dos opciones aplica al Karma, pero en forma similar al problema de la Luz, vemos que cambia su interpretación según el “observador”, lo que lo hace un asunto bastante más complejo, ya que por lo menos la Luz está dentro de los límites de la Ciencia.
¿Cuál es el límite de la Ciencia? Dicho límite son la energía oscura y la materia oscura, pues ambos fenómenos son observables y sin embargo no tenemos idea de lo que son. Luego, podemos decir que el Karma está más allá del límite de la Ciencia y su observación como tal es escasa, compleja y subjetiva.
El Karma sin duda tiene que ver con la Ley de Causalidad, es decir, que para cada Efecto existe una Causa que lo explica, pero no es sólo eso, hay algo más. Podemos ver que existen al menos dos tipos de Karma que operan a mediano y corto plazo, y otro que opera a largo plazo. El primero parece que tiene que ver de alguna forma con la Justicia, mientras que el segundo con el Aprendizaje Espiritual y el Destino. Y así como la Luz es onda y partícula, es posible que el Karma en realidad sea de ambos tipos.
Si en este momento me duele el dedo porque hace un minuto me lo martillé, eso no es Karma, no obstante cumple con la Ley de Causalidad, pero no cumple con ninguna Ley de Justicia o Aprendizaje Espiritual. Pero si un niño “A”, deja tuerto a un niño “B”, y luego de 60 años se vuelven a encontrar en circunstancias que el adulto “A” es el paciente que se va a operar y el adulto “B” es el anestesista que lo va a tratar durante la operación, eso puede ser una Ley Karmatica o no. Si “A” se ríe al ver a “B”, y le dice que le ha recordado a un niño que él dejó tuerto hace 60 años, B podría actuar en su contra y aplicarle más anestesia de la necesaria y ponerle fin a su vida.  ¿Esto fue una experiencia Karmatica, opero algún principio de Justicia? Seguramente por mucho que investiguemos no los sabremos, sólo podremos conocer un poco más de los hechos aquí relatados y sería todo. ¿Cuánto sufrió “A” y/o “B” en todos estos años? No somos omniscientes para poder resolver este caso. Pero si fuéramos capaces de preguntar a “A” el por qué se rio al ver a “B”, y este nos dijera que fue porque se alegró de encontrarle al fin, porque pensó que era algo irónico que al final de su vida le pudiera pedir perdón por todos los años que se arrepintió, entonces quedaría una gran duda sobre este caso, ya no habría ningún tipo de justicia evidente ni tampoco inmanente, sólo sería una cruel venganza, que en el asesino se convierte en su propio karma.
Así que, saber si en esta vida tenemos un Karma negativo que en el algún momento nos va a pasar la cuenta para equilibrar las cosas, no es un asunto sencillo. ¿Podríamos tener un Karma positivo que juegue a nuestro favor, que en algún momento incline la balanza de la justicia hacia nuestro beneficio frente a una injusticia potencial? Pues si existe el uno, entonces también existe el otro.
Si el asunto hasta aquí resulta complejo de observar, este tema se complejiza aún más al considerar el aspecto de aprendizaje como consecuencia de vidas pasadas, a lo que podríamos llamar “destino”. Como advertimos al inicio, estamos ante un tema que está más allá del límite de la Ciencia. ¿Qué es la Vida? ¿Es sólo un problema de la biología? ¿O existe una energía vital, consciente de sí misma, capaz de trascender de una vida a otra? ¿Existe la transmigración de las almas? Hay muchos testigos de sí mismos que así lo afirman, pero que la Ciencia rechaza.
La mayoría de nosotros dudamos frente a esta posibilidad porque simplemente no recordamos ninguna vida pasada, pero ya los antiguos griegos habían resuelto este problema a través de la diosa Mnemósine. Ella era la encargada de borrar la memoria a los hombres que han de reencarnar. Imaginémonos que por causas naturales “A” y “B” mueren, y al reencarnar se vuelven a encontrar de niños, con plena memoria, ¿”B” sería capaz de cobrarse venganza y dejar tuerto a “A”? ¿Esto sería justicia? ¿Hay algún aprendizaje aquí? Quizás todo se volvería pura venganza infinita.
Entonces si reencarnamos sin memoria, ¿qué tipo de Karma podemos tener y con qué fin? Para adentrarnos en esta posibilidad veamos el caso del Juego de la Vida llamado Lilah. Cada jugador (se juega en parejas) debe tirar su dado y esperar a que le dé un valor determinado para poder ingresar al tablero que es similar a un Juego de la Oca o Metropoli. Pasaran muchas cosas, buenas, malas, divertidas y tristes, hasta que el juego termina y entonces viene la mejor parte del mismo, se hace una reflexión de lo sucedido, se analizan las decisiones, se miran los fallos, se observa al ego y su egoísmo, y se aprende una lección de vida.
¿Y ahora qué, jugamos de nuevo? Algunos dicen “no”, pero otros dicen “sí”. En este mundo ocurre algo similar, pero con hándicaps a favor o en contra, lo que llamamos Karma. Si el problema que tengo es el egoísmo puro, entonces pediré repetir la prueba, pero antes deberé ir con Mnemósine, y es justo que así sea, de otra forma al enfrentar otra vez la prueba podría hacerlo bien, pero mintiéndome a mí mismo y los demás, reafirmando así mi egoísmo. Vale, entonces para que la prueba sea auténtica, para verificar que aprendí la lección debo no recordar, pero y ¿si vuelvo a cometer el mismo error? Entonces, por favor denme más de una prueba del mismo tipo para tener más chance de aprender en vida. ¡Qué así sea!
¿Y qué pasa con los que no quieren volver a jugar con estas reglas arbitrarias? Bueno, pueden permanecer allí dónde sea que estén, pero permanecerán en su nivel, no podrán ir a niveles superiores a ver a sus seres queridos (aunque éstos sí podrán bajar a verlos de vez en cuando). ¿Qué tengo que hacer para subir de nivel? Pues volver al juego, volver a nacer, sin memoria y pasar las pruebas que sean necesarias para subir de nivel, pero cuidado que también se puede bajar.
¿Fantasía no? ¿Qué prueba tenemos de esto? Por supuesto ninguna directa, a pesar de que hay miles de casos que relatan historias similares, que para la Ciencia no son más que fantasías.
Sin embargo tenemos una analogía directa en F:.M:. y tal vez por eso es que especulamos sobre este tema. Debemos iniciarnos, debemos morir simbólicamente una y otra vez para así ascender en los grados masónicos. Sólo podemos participar en los Trabajos de nuestro grado y grados menores, pero no podemos ingresar a los trabajos de grados superiores, no podemos estar con los QQ:.HH:. que extrañamos a no ser que nos esforcemos, a no ser que persistamos en ser masones y subir de grado también. Nuestro Karma son las planchas y trabajos que debemos realizar para dicho fin, y aunque nuestro destino tal vez sea el Grado 33, no todos persistirán, pues aquí como en todo lo demás, también existe el libre albedrío.

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